Discurso de Presentación de la Fundación
Presentación Fundación Cursol en Facultad de Filología Traducción y Comunicación 13 oct 2014 a cargo del presidente de la fundación
En la Fundación Cursol deseamos agradecer a la Universidad de Valencia su favorable disponibilidad, y a la Facultad de Filología Traducción y Comunicación su participación esta mañana en nuestra presentación oficial en el ámbito educativo.
Cursol es una pequeña y reciente Fundación que reúne a personas de gran formación y espíritu crítico, procedentes de diferentes ámbitos profesionales que comparten en ella similares formas de pensar y de enfocar los asuntos, al manifestarse y actuar, como son el pragmatismo y la necesidad de concretar antiguas preocupaciones para combatir lo negativo del ser humano y de la sociedad y mejorar lo positivo, actuando sobre cada individuo en particular.
Esta es una ocasión grata para nosotros, aunque de mucha responsabilidad y compromiso, ya que somos conscientes de las dificultades y de la complejidad de las tareas asumidas. Nuestra buena voluntad debe ser entendida con las limitaciones que dictan la modestia y prudencia necesaria.
La filosofía de actuación de la fundación va encaminada a apoyar, colaborar, reforzar, iniciar o completar proyectos solidarios concretos, relacionados siempre con la formación e investigación. No se trata de rellenar o compensar aquellos vacíos u olvidos de la sociedad actual, sino precisamente de centrar nuestra atención en casos muy alarmantes e indignantes en los que la pobreza o escasez de medios formativos son los causantes de una situación viciada que, más que dirigir condena a ciertas personas directamente al empeoramiento de sus condiciones de vida y a la disminución de posibilidades no sólo de desarrollo sino incluso, de su propia supervivencia.
Se trata por tanto, de replantear la noción de acción solidaria de forma que abarque todo enfoque honesto sin espera de recompensa, que incorporemos en cualquiera de las funciones que desempeñamos cotidianamente, aunque en ese empeño se nos trate de ingenuos o ilusos.
Por ejemplo, en el caso de la Universidad, ser solidario consistiría en prepararse bien para ser capaces de ayudar a los demás, y evitar tener que convertirse en el objeto de la ayuda social. A muchos de nosotros, también universitarios, nos ha molestado la critica hacia la institución universitaria, que aunque necesaria, olvida que aquí se sacrifica generosamente lo más valioso de uno mismo, que es lo único de lo que se dispone a esa edad, EL TIEMPO, EL ESFUERZO. Es en ese cultivo donde nosotros queremos que germinen los nuevos valores, que tanto estamos demandando, que deben condicionar el futuro, que todos deseamos sea mejor para los que nos sucedan.
Se trata de compartir, no la riqueza, si no “el sobrante” que derrochamos y despilfarramos, eso es lo verdaderamente indignante, aunque ello conlleva a veces también un componente económico. Por ejemplo, una de las riquezas a compartir es el conocimiento y la experiencia de nuestros mayores, nuestros sabios, nuestros intelectuales, nuestros maestros y científicos, todos olvidados y relegados; y por otro lado, los conocimientos y experiencia humana del primer mundo, respecto del resto de los mundos que solemos hablar, insolidaridad incomprensible que es uno de los causantes de los agravamiento de las diferencias.
Otra de las riquezas que estamos descuidando, es la propia capacidad humana de comunicación, la capacidad de escuchar, de establecer un diálogo, y por tanto de establecer normas y objetivos comunes, de acompañar a otras persona, y también de reconocernos en la piel del otro, como iguales al otro, y por tanto de convivir, alejándonos así del ideal humano.
Debemos reflexionar que cuanto mayor ha sido el avance de la tecnología de la comunicación, peor es la calidad de los eventos particulares que a través de ellos desarrollamos, con lo que estamos empobreciendo todos la riqueza que, como seres humanos, nos deberíamos preocupar de desarrollar mejorándola, no empobreciéndola. Al negarnos a compartir, a escuchar, a acompañar a otra persona, a solidarizarnos con ella, debemos reflexionar si no estamos perdiendo algo que precisamente no nos sobra, siendo nosotros los que acabamos empobrecidos, menos ricos, precisamente por no dar... todo depende de cuales sean los valores que hayamos programado en nuestra conciencia.
Pedro M. González